El especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Yucatán, Luis Pantoja Díaz, explicó que se trata de un osario prehispánico, considerado hasta ahora el más grande que se ha encontrado en lo que fuera Ichcaansihó.
El complejo funerario sobrevivió a lo largo de 14 siglos, y está conformado por 72 cistas o urnas funerarias, y fue descubierto hace poco más de dos semanas cuando se construía la nueva etapa del fraccionamiento llamado “Los Héroes”, al oriente de la capital yucateca.
Comentó que lo que han logrado confirmar hasta ahora es que se trata de una unidad habitacional única, que se presume formaba parte de Ichcaansihó, y el osario era una especie de lugar usado para el depósito de los restos de la familia principal o influyente de la zona.
Entrevistado en las oficinas del INAH, señaló “en los trabajos se encontraron 72 cistas y urnas funerarias de diversos tamaños, así como piezas de cerámica y varias vasijas que contenían los restos óseos de adultos enterradas como parte del cimiento de las casas”.
Asimismo se encontraron urnas con restos de niños y nonatos, pero estos estaban enterrados en lo que sería el patio central de una construcción piramidal que también se descubrió durante los trabajos de exploración, la cual se presume tiene más de seis metros de alto.
“Los mayas precolombinos acostumbraban enterrar a los niños o aquellos bebés que nacieron muertos o fallecieron al nacer de esa forma, lejos de los adultos y se podía observar claramente varias pequeñas pirámides o pirámides a escala que servían a modo de lápida de los restos”, subrayó.
Aclaró que las urnas estaban distribuidas según el sexo y la edad de las personas fallecidas, las cuales corresponden al período Clásico Temprano -Tardío, del 600 al 900 de nuestra era.
El especialista del INAH reveló que ya preparan un estudio del ADN de los restos óseos, para comprobar si eran de una sola familia o de varias.
Además de las urnas, los investigadores lograron recolectar cerámica con jeroglíficos y vasijas provenientes de otras partes del territorio, en especial de la región del Usumacinta, por lo que se presume que los habitantes de este complejo eran personas con un importante poder de compra, subrayó.
“Se trata de un vaso gris fino, procedente de la región del Usumacinta, así como una especie de charola o vasija con pintura policroma, similar a la del sitio de Xkambó, en la cual, justamente en medio hay una rana, cuyo simbolismo marca que es el mensajero entre la Tierra y Chaac, dios maya de la lluvia”, precisó.
Hasta ahora, mencionó, hemos identificado que se trata de una unidad habitacional maya compuesta en una plataforma piramidal con cuatro casas, las cuales forman un solo patio central en forma de cuadrángulo, todo ello ubicado en un área de 50 metros cuadrados, aproximadamente.
Reiteró que se trata de uno de los hallazgos funerarios más relevantes de los últimos tiempos, por lo menos en esta región, ya que “se tiene un contexto único dentro del área urbana de Mérida, encontrando vasijas grandes con entierros de infantes y nonatos, así como restos óseos quemados que confirman que los mayas cremaban a sus muertos ”.
En torno a la pirámide, detalló que es de tipo común dentro del área maya, con una altura de seis metros, con una estructura de mampostería y debido a la importancia del hallazgo se determinó que será un área de reserva dentro del fraccionamiento, es decir, un sitio protegido.
fuente: notimex
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