martes, 1 de julio de 2014

Calakmul a 20 años de haber empezado una aventura en el Petén campechano

Calakmul Campeche
20 años de exploraciones


Índice de la revista:
El linaje de la Cabeza de Serpiente
La ciudad y sus monumentos 

• La pintura mural
Vasijas estilo códice: narraciones mitológicas




Calakmul a 20 años de haber empezado 
una aventura en el Petén campechano
Ramón Carrasco Vargas 


FOTO: SERGIO AUTREY / RAÍCES

En estos 20 años, las investigaciones han permitido conocer la historia de los antiguos habitantes de Calakmul y de la cultura maya, lo cual no hubiese sido posible sin el apoyo de decenas de actores: arqueólogos, restauradores, epigrafistas e investigadores de distintas disciplinas que aportaron y siguen aportando sus conocimientos para hacer de Calakmul un sitio con patrimonio mundial de valor excepcional.

En 1992 tenía a mi cargo el proyecto arqueológico de Kabah, sitio localizado en la región Puuc, en la península de Yucatán, que se remonta por lo menos al periodo Clásico Temprano. Era un proyecto que planteaba retos y por ello resultaba muy atractivo, ya que debíamos intervenir uno de los edificios más emblemáticos del sitio, el llamado Kodz Poop. Durante la excavación, encontramos en el lado sur del edificio uno de los pocos ejemplos en que se podía aplicar el concepto de anastilosis (reintegración de un muro o fachada colapsada a su posición original). La fachada del edificio se había colapsado aunque conservó casi toda su decoración en su posición original. Como parte del proyecto, planteamos la reintegración de la fachada norte, la cual había sido intervenida en los cuarenta del siglo pasado por el arqueólogo Ponciano Salazar. Uno de los logros de ese año fue que el gobierno del estado declarara a Kabah patrimonio de Yucatán.

Hacia finales de ese año recibí una llamada del Dr. Enrique Nalda, quien me proponía que me hiciera cargo del Proyecto Calakmul. Sin duda fue una propuesta inesperada y le respondí que me dejara pensarlo: el proyecto Kabah se había convertido para mí en un reto y me interesaba concluir la rein tegración de la fachada norte y documentar los hallazgos que encontramos. No tuve oportunidad de pensarlo, el Dr. Nalda me dijo: lo aceptas o lo dejas, y decidí embarcarme en un nuevo proyecto que prometía mucho, contaba con recursos y me daba la posibilidad de trabajar en la región del Petén, donde no había tenido la posibilidad de investigar hasta ese momento de mi carrera profesional.

Mi primera visita a Calakmul fue en helicóptero, a principios de 1993. La señal para indicarnos que ya nos encontrábamos en el área era un pañuelo rojo atado en una estaca en lo alto de la Estructura I. Descendimos en un espacio donde acababan de cortar la maleza e hicimos el recorrido por el área para darnos una idea de lo que sería el futuro proyecto. Entre las decisiones que debería tomar en ese momento estaban la ubicación del campamento y las estructuras a intervenir, que se encontraban inmersas en la selva del Petén. Con antelación me habían informado que la Estructura II sería intervenida por el equipo de la Universidad de Campeche.


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La ciudad de Calakmul
Eduardo Salvador Rodríguez 

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FOTO: SERGIO AUTREY / RAÍCES

La ciudad maya que alguna vez llevó el nombre de Uxte’tuun, hoy Calakmul, es uno de los más grandes asentamientos ubicados en las Tierras Bajas centrales, y estuvo dominado por la poderosa dinastía de la Cabeza de Serpiente, los Kaan. Prueba fehaciente de esto son sus grandes estructuras y sus magníficas acrópolis.


La antigua ciudad de Calakmul se encuentra al sur del estado de Campeche, en la región geográfica llamada cuenca de El Mirador, una hondonada localizada en el extremo norte del Petén. El área de mayor importancia de la ciudad está asentada sobre un domo natural de piedra caliza que abarca 25 km2 y está rodeada por áreas inundables o bajos (Carrasco, 2007, p. 55).

Para comprender la urbe de Calakmul es necesario tratar de entender a la gente que la habitó. La ciudad fue el asiento de una de las dinastías con más poder entre los mayas del Clásico, los Kaan, cuyo emblema es la Cabeza de Serpiente. Esta sociedad se caracterizó por constantes campañas bélicas y conquistas que se extendieron por el mundo maya.

Para los gobernantes de Kaan debió ser imprescindible demostrar esa hegemonía, tanto en su ciudad como hacia afuera de ella. Por esta razón la urbe conocida por las inscripciones jeroglíficas nado a mostrar esa grandeza en todos sus ámbitos. Tal es el caso del proceso constructivo de la Estruc- tura II y de las más de 100 estelas erigidas dentro de la ciudad.


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El origen de la montaña
Ramón Carrasco, María Cordeiro 



FOTO: ARCHIVO FOTOGRÁFICO DEL PROYECTO ARQUEOLÓGICO CALAKMUL (AFPAC)


Como parte de los trabajos de reintervención en la Estructura II de la zona arqueológica de Calakmul, en 1998 fue descubierto uno de los monumentos que marcarían un antes y un después en la historia de este proyecto. Ese monumento implicó cambiar por completo la concepción tanto en la metodología de trabajo como en la interpretación de la historia e ideología de sus pobladores y de los antiguos mayas.



La Estructura II es el edificio principal de la ciudad, cierra el extremo sur de la plaza central y es un basamento monumental escalonado con esquinas remetidas y una escalinata central flanqueada con grandes mascarones zoomorfos, que originalmente estaban policromados, y cuyas características la sitúan en el katún 8 (593 d.C.).

En su interior se descubrió una de las primeras manifestaciones de la arquitectura pública de esta sociedad, que corresponde más o menos al baktún 7 (400-354 a.C.): una subestructura de cuerpos escalonados, de unos 15 m de altura, con dos patios rodeados por edificios. Al norte del primer patio se encuentra un macizo arquitectónico que tiene al centro un friso de aproximadamente 3.5 m de altura por 20 m de largo, con un complejo contenido iconográfico modelado en estuco. Lo anterior contrasta con los paramentos lisos de la fachada de sólo un metro y medio de altura.

En el conjunto arquitectónico al cual llamamos SubII-c se hizo una recreación del concepto montaña-cueva, que es la esencia de la concepción del mundo de los antiguos mayas, concepto que comparte con otros centros del área maya y probablemente mesoamericana. El complejo arquitectónico tiene su acceso al norte, por donde se asciende mediante una escalinata flanqueada por la imagen duplicada del witz o montaña, que representa una escalinata de acceso a la cueva, es decir al interior de la montaña, a través del portal por donde se transita hacia el espacio sagrado en el que se desarrollan los rituales de comunicación con los ancestros. 


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Chick Naab. La pintura mural de Calakmul
María Cordeiro, Ramón Carrasco. 

 

FOTO: ARCHIVO FOTOGRÁFICO DEL PROYECTO ARQUEOLÓGICO CALAKMUL (AFPAC)

La pintura mural localizada en la subestructura de la Estructura I constituyó un gran reto para su conservación y estudio, pues el clima tropical es un gran escollo para su tratamiento y conservación. En el Proyecto Arqueológico Calakmul se planteó entonces una estrategia y un arduo trabajo multidisciplinario, y se probaron novedosas metodologías con el fin de demostrar que es posible conservar unas pinturas tan espectaculares en el mismo medio y condiciones en que se encontraron.


La Acrópolis Chick Naab es uno de los cuatro conjuntos que rodean la plaza central de Calakmul y uno de los más importantes grupos arqueológicos del sitio. La Estructura I de esta acrópolis es el edificio principal del conjunto y también el de mayor altura. Contiene una subestructura completamente recubierta de pintura mural, construida entre 650 y 700 d.C. Esta subestructura —con una base de 12 m por lado y 5 m de altura— está decorada con representaciones asociadas a la vida cotidiana, y arqueológicamente supone un hallazgo único en la región maya pues las representaciones artísticas descubiertas hasta la fecha tratan temas de índole religiosa o política.

Tal descubrimiento constituyó un gran reto para su conservación y estudio, pues el clima tropical es un gran escollo para el tratamiento y la conservación de pintura mural. En el Proyecto Arqueológico Calakmul se planteó entonces una estrategia y un arduo trabajo multidisciplinario, y se probaron novedosas metodologías con el fin de demostrar que es posible conservar unas pinturas tan espectaculares en el mismo medio y condiciones en que se encontraron.

Se reunió a diferentes especialistas para la elaboración de una metodología que permitiera una conservación in situ, y se contó desde el comienzo con los estudios científicos, basados en nanotecnología, del doctor Piero Baglioni, del departamento de Química de la Universidad de Florencia y csgi.

La coordinación y la colaboración de todos los profesionales que forman parte del equipo especializado, con el fin de obtener óptimos resultados, supone un reto en sí mismo.




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Los nuevos hallazgos en la Estructura III
Mario Zimmermann 

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FOTO: ARCHIVO FOTOGRÁFICO DEL PROYECTO ARQUEOLÓGICO CALAKMUL (AFPAC)


La pintura mural localizada en la subestructura de la Estructura I constituyó un gran reto para su conservación y estudio, pues el clima tropical es un gran escollo para su tratamiento y conservación. En el Proyecto Arqueológico Calakmul se planteó entonces una estrategia y un arduo trabajo multidisciplinario, y se probaron novedosas metodologías con el fin de demostrar que es posible conservar unas pinturas tan espectaculares en el mismo medio y condiciones en que se encontraron. 

Treinta años después de haber sido excavada por la Universidad Autónoma de Campeche, la Estructura III fue de nueva cuenta objeto de trabajos arqueológicos. Entre los resultados de la última temporada de campo del inah está la liberación de un par de mascarones de estuco que, en conjunto con otros datos, arrojan nueva luz sobre la historia del edificio.
La Estructura III se encuentra al este de la Plaza Central de Calakmul, a escasos 50 m de la Estructura II, misma que encabeza el conjunto y funge como referente principal del sitio. El basamento piramidal de la Estructura III está orientado sobre un eje norte-sur, de aproximadamente 32 m de largo, y el conjunto de construcciones superiores ve al poniente.

Todos los cuartos eran abovedados y forman un conjunto residencial cuyo volumen arquitectónico y ubicación dentro del sitio indican que debe haber sido habitado por un grupo perteneciente a la elite de la comunidad prehispánica. En este sentido, la Estructura III resalta porque su carácter habitacional difiere notablemente del uso público que parecen haber tenido la mayor parte de losedificios de la Plaza Central. Además, llama la atención que la Estructura III sea el único edificio en los alrededores que no cuente con ninguna estela asociada.

Por otra parte, desde los primeros reportes acerca del sitio, a principios del siglo xx, la Estructura III adquirió un interés especial debido a su buen estado de conservación. Cuando Ruppert y Denison describieron las estructuras de la Plaza Central y sus alrededores en 1943, varias bóvedas de la superestructura aún se encontraban en pie. Por este hecho, único en Calakmul, los chicleros de la región, así como los primeros exploradores científicos, utilizaron la Estructura III como refugio. De ahí surgió también el sobrenombre del edificio, “Palacio Lundell”, apellido del botánico-arqueólogo que entre otros señalaron su presencia mediante diversos graffiti en el revestimiento de estuco de los cuartos superiores. 



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Vasijas estilo códice de Calakmul
Narraciones mitológicas y contextos arqueológicos
Sylviane Boucher Le Landais 

 
DIBUJO: GUILLERMO KANTUN RIVERA

Los miembros de la corte real de Calakmul tenían preferencia por las vasijas en que se plasmaban escenas del ciclo mitológico de la deidad del maíz. Así, posiblemente buscaban ostentarse como dueños de las imágenes pintadas y señalar su mecenazgo sobre los artistas que las habían creado. La tradición regional de cerámica estilo códice probablemente refleja los papeles que tenían que asumir los gobernantes de Calakmul al personificar a la deidad del maíz, como sustento del pueblo y para ostentarse como vencedores sobre la muerte.


En Calakmul, Campeche, suelen encontrar- se en viviendas, basureros y entierros de estatus social elevado, vasijas estilo códice pintadas por artistas del periodo Clásico, con episodios del ciclo mitológico de la deidad del maíz. Aquí se abordarán cuatro de ellos, parcialmente ilustrados en diversos fragmentos de vasijas (núms. 0 (figs. 1, 8), 7 (figs. 4-5), 18 (figs. 6-7), 19 (fig. 2) y 19A (fig. 3) y 92), recuperados en distintos contextos de ese sitio. Sin embargo, es preciso notar que el análisis de la huella química de la pasta indica que las vasijas 0 (figs. 1, 8), 19A (fig. 3), 7 (figs. 4-5) y 18 (figs. 6-7) proceden o fueron producidas en el área de Nakbé-El Mirador, en el noreste del Petén, unos 40 km al sur de Calakmul (Reents-Budet, Boucher et al., 2011). Los datos de este artículo se basan en el “Catálogo de cerámica códice recupera- da por el Proyecto Arqueológico Calakmul”, un esfuerzo colectivo de la doctora Ana García Barrios, Guillermo Kantun, Yoly Palomo y quien esto escribe.

Igual que hoy, el maíz era la base de la subsistencia diaria y desde el Preclásico, en Mesoamérica se desarrolló un gran ciclo mitológico en torno a su muerte y regeneración anual, el cual todavía se manifiesta en la tradición oral del pueblo maya. Durante el Clásico maya se convirtió en uno de los temas más representativos de las vasijas estilo códice de las cortes de Calakmul y de sitios más al sur,como El Mirador, Nakbé y El Tintal. Se ha establecido que la mayoría de las esas vasijas fueron producidas en estos últimos. Evidentemente, éstos eran parte de la esfera de influencia de Calakmul, es decir, la entidad potica de Kaanul, como aliados subordinados, durante algunas décadas al final del siglo vii e inicios del viii, periodo que engloba la duración de ese estilo.




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El fuego, el taladro y el tlacuache

RITOS DE JOCH’ K’AHK’ Y OTRAS CEREMONIAS DE FUEGO EN EL CLÁSICO
Guillermo Bernal Romero


 
FOTO: GUILLERMO BERNAL

En este artículo se analizan registros glíficos mayas del Clásico que refieren ritos de carácter ígneo, particularmente de algunos ritos de taladrado de fuego (joch’ k’ahk’) dedicados a un enigmático numen que, ante la imposibilidad de leer su nombre glífico, denominamos Dios N Zarigüella o simplemente, “dios tlacuache”. Ritos que se realizaban con una periodicidad regida por ciclos de 63 días.


El interés por esos registros glíficos surgió a partir de la recons- trucción parcial de un nuevo monumento, el Tablero Este del Grupo XVI de Palenque (fig. 1), labor que permitió integrar y fechar el registro de un rito de taladrado de fuego consagrado a esa misteriosa deidad. El joch’ k’ahk’ es uno de los cinco ritos que, relacionados con el elemento ígneo, fueron identificados por N. Grube en segmentos de series iniciales, a los que dio la denominación genérica de “ritos de la secuencia del fuego”. El Tablero Este del Grupo XVI

Esta inscripción de estuco ha perdido los cartuchos del glifo introductor de la serie inicial y de la cuenta larga, pero la conservación de la rueda calendárica 11 chikchan 8 yaxk’in y del glifo G5 del ciclo novenario de los “señores de la noche” permitieron reconstruirla confiablemente como *09.12.01.00.05*, 11 chikchan 8 yaxk’in, 28 de junio de 673 (los asteriscos marcan elementos glíficos reconstruidos) (fig. 2). Después de los cómputos de la serie lunar y del ciclo de 819 días, la inscripción refiere que 31 días antes de la fecha de cuenta larga, en 09.12.00.16.14, 6 hix 17 tzek, 28 de mayo de 673, “había sido taladrado el fuego del Dios N Zarigüella”. Por las razones que veremos adelante, resulta muy importante señalar que tal fecha coincide con 6Y, o sexto día del ciclo de 7 días (identificado por Y. Yasugi y K. Saito), y con G1, el primero del ciclo de 9 días o de los señores de la noche (descubierto por J. E. Thompson). 



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